Así fue nuestra experiencia en el BIGSOUND Valencia 2025
Dos días de conciertos, calor extremo y escenografías potentes en uno de los recintos más espectaculares del país, donde artistas como Bad Gyal, Amaia o Ozuna pusieron banda sonora a una edición de récord.
Volver al Bigsound siempre es un poco volver a casa. Ya van cinco ediciones, y hemos tenido la suerte de vivir casi todas. Pero lo de este año ha sido especial. No solo por el cartel, que reunía a nombres que mueven masas, sino por algo tan simple como el lugar donde pasa todo: celebrar un festival en la Ciudad de las Artes y las Ciencias sigue siendo un auténtico lujo.
Llegamos el viernes al mediodía, con las calles de Valencia llenas de lentejuelas, abanicos y gente buscando sombra como fuera. El calor era de esos que no se olvidan, pero al menos el recinto lo tenía todo pensado: dos escenarios bien ubicados (el Turia y el BIGSOUND Stage), zonas de descanso, propuestas de comida para todos los gustos —incluidas opciones veganas y sin gluten— y lo mejor, un acceso cómodo. Nada de pagar por salir y volver a entrar, y tampoco por el típico reembolso de pulsera. Un detalle que, a estas alturas, se agradece muchísimo.
El primero en abrir fuego fue Luck Ra, que puso a bailar a todo el mundo con La Morocha y los temas de Qué Sed. Después llegaron Ele DJ y Juan Magán, que se encargaron de traer el electrolatino más clásico mientras, en el otro escenario, Depol, Julieta y Mushka ofrecían algo distinto y con muy buena respuesta del público.
Leire Martínez fue una de las sorpresas del día. Verla interpretar clásicos como Rosas fue inevitablemente nostálgico, pero también aprovechó para presentar sus nuevos temas y demostrar que su etapa en solitario viene con fuerza. El momento más emotivo llegó con Amaia, que se ganó el silencio y los aplausos con un set íntimo, sin artificios, en el que mezcló canciones propias con versiones al piano como Me Pongo Colorada. Y cuando parecía que no se podía cerrar mejor el día, llegaron Abraham Mateo con su energía desbordante, y Bad Gyal, que aunque apareció con retraso, firmó uno de los shows más potentes del festival.

El sábado nos recibió con sol (otra vez) y más calor (otra vez), pero también con las ganas intactas. El pop-rock de Pignoise y Nil Moliner fue el combo perfecto para arrancar la tarde, mientras que al otro lado Figa Flawas y Ptazeta le daban al urbano sin frenos. Pero si hay que destacar una actuación, me quedo con Belén Aguilera. Presentó un nuevo show lleno de detalles visuales, con referencias mitológicas y un mashup entre Hijo de la Luna y Vértigo que nos dejó a todos con la boca abierta. Luego llegó La Zowi, que remató esa parte más underground con la fuerza que la caracteriza.
Ya con la noche encima, llegaron los platos fuertes. Ozuna y Nicky Jam se encargaron de cerrar esta edición por todo lo alto. Hits, espectáculo y un público entregado que se sabía cada tema. Al final, la sensación era la de siempre: que este festival lo hace gente que cuida tanto el cartel como al público, y que poder vivirlo en un sitio como este no es algo menor. Nos vamos con calor, sí, pero también con la sensación de que un año más, el BIGSOUND ha vuelto a cumplir.

Después de cinco ediciones y un buen puñado de cartelazos, el BIGSOUND ha logrado algo que no todos los festivales pueden decir: crear una comunidad fiel que repite año tras año. Nosotros nos incluimos. Y no somos los únicos, porque el 1 de julio ya pusieron a la venta las entradas para su edición de 2026 —que se celebrará los días 26 y 27 de junio— desde 49€ + gastos… y sin cartel anunciado. Pero es que este festival tiene algo: se supera cada año y el line-up siempre acaba siendo mejor que el anterior. Por eso es de los pocos a los que confiamos a ciegas. ¿Alguna apuesta para el año que viene?









