A Summer Story 2025: Dos noches de electrónica que marcan el inicio del verano en Madrid
Desde que nació FanFestiventos hemos estado al lado de A Summer Story y, sin saber el cartel, es uno de esos planes que ya tienes apuntado en la agenda hasta que el cuerpo no dé más. Dando comienzo al verano, qué manera de arrancar por todo lo alto. Como decíamos, este festival da igual qué cartel tenga: descubres DJs nuevos o reafirmas que tus favoritos siguen siendo brutales. Otro año más, cruzar esa pasarela de arcos te introduce en las noches más intensas de tu vida.
Después de varios años yendo, cada vez el recinto nos da la sensación de ser más pequeño. Seguro que a nivel técnico y logístico no es así, pero tiene su lado bueno: esa cercanía y la energía tan concentrada hacen que todo se sienta más intenso y cercano, como si la fiesta estuviera en la palma de tu mano.
El viernes arrancó con todo. El Lenovo Stage se convirtió en el epicentro del hard techno desde el minuto uno. Daria Kolosova entró fuerte y sin rodeos, Amelie Lens mantuvo el ritmo con su toque más hipnótico y Fátima Hajji —que ya es de la casa— volvió a levantar al público como si llevara su nombre grabado en el escenario. Luego llegó Héctor Oaks con su maleta de vinilos y un set cargado de groove que marcó uno de los momentazos de la noche. Klangkuenstler cerró su primer show en Madrid metiendo caña hasta que se encendieron las luces.
En paralelo, el AirEuropa Stage se movió entre el house y el EDM más accesible. Mike Williams, Nicky Romero y Quintino firmaron sets sin muchas sorpresas, pero con suficiente ritmo para tener a la pista encendida. En el Ploom Stage, los ganadores del concurso para promesas MdMonkey y Yavesprimo se marcaron un B2B que, sin inventar la rueda, sí consiguió colarse entre las cosas más frescas del primer día, mezclando sonidos urbanos y electrónica.

El sábado cambió un poco el rollo y el Lenovo Stage se volcó casi por completo con el EDM internacional. Don Diablo, Hardwell y Afrojack encabezaron la jornada con sesiones cargadas de temazos de los 2010s que el público tenía más que interiorizados. Mientras tanto, el hard techno mantuvo su espacio: Fátima Hajji volvió con su ‘Fátima Hajji invites’ y una selección de DJs que apostaron por sonidos más potentes, entre el psytrance y el techno directo al pecho. DJNano volvió a montar su fiesta particular con “Oro Viejo”, tirando de clásicos que no fallan y con una puesta en escena que ya es marca de la casa.
Todo funcionó como de costumbre: buen sonido, todo fluido y cero dramas logísticos. Eso sí, el mal tiempo volvió a hacer acto de presencia con un chaparrón de esos que ya empiezan a parecer tradición. Al final va a haber que incluirlo en el cartel como artista invitado habitual, pero que venga las veces que quiera, que la fiesta siempre sigue.
Más allá de eso, hubo algo que sí se notó: este año el cierre fue a las 6:00 en vez de a las 8:00, y para mucha gente eso cambia bastante la experiencia. Ese tramo final con el sol asomando por detrás del escenario siempre ha sido parte del encanto del festival, el momento de mirar a tus colegas con cara de “¿qué acabamos de vivir?” y estirar la noche hasta que el cuerpo diga basta. Y sí, se echó en falta.
Aun con eso, A Summer Story volvió a dejar claro que es el plan con el que arranca el verano para los amantes de la electrónica. Y de cara al décimo aniversario, lo tenemos claro: “La Ciudad del Rock” debería rebautizarse como “La Ciudad del Techno”, porque si algo ha quedado claro estos dos días es que este género ya no es un rincón, es el núcleo del festival.









